Signos

¿Quién ha muerto esta noche
sobre mis páginas?
Livio Ramírez Lozano

Escribí tu nombre en una gota brillante
de sangre
que rodó por agudas vertientes
y quedé a la espera.

Te vi nacer
llegar al mundo, radiante,
bajo tormenta espantosa.
Escuché con tristeza inexplicable
el silbido del viento.

Te vi partir en silencio
tras una nube de polvo cada vez más espesa.
Creí sentir el picoteo de pájaros.

Te vi morir
y lloré mi propia muerte.

23 febrero, 2017 at 8:53 pm Deja un comentario

Día pequeño

Fue un día pequeño el que te amé,
pequeño y delgado como el amor
que una vez saltó de mi suelo
a tu voz.

Ese día anduve disfrazado de hojas,
bañado en color,
cerrado por fuera y abierto
por dentro,
guardador de caminos,
labrador de encantos,
libre de destinos.

Fue un día pequeño el que te amé.

20 febrero, 2017 at 11:19 am Deja un comentario

Buenos Aires

Buenos Aires, Aires Buenos
100% European, I’m told at the airport.
Or is it only 80%, 50%?
Or is it 100% Latin American?

Is it the Paris of Latin America,
or the New York of Latin America,
or the Buenos Aires of the world?

Who are the bonaerenses?
jaded people who have seen it all,
who have all they need,
who never stop to see themselves
as a fuzzy reflection in a store window,
or who see themselves continuously
in each other’s eyes?

Who are the bonaerenses?
a surly waiter at a restaurant,
a cab driver who speaks fast
but drives slow to increase his fare,
a beautiful couple dancing tango,
but they’re not a couple,
only two people who love tango.

The big city at the end of the earth,
the isolated city,
the world of Buenos Aires
a universe inside a country,
a country devoted to a city.

Who are the bonaerenses?
deliberate and deliberating,
alive and aloof.
Where do they come from?
Where are they going?
Who will they be
when they get there?

15 marzo, 2016 at 7:40 pm Deja un comentario

Invencible

                                                             A mi madre.
                                                             Gracias por todo.

Soy sabio, mago, hechicero.

Lo sé todo.

Sé dónde cantan los niños
y dónde lloran.
Sé qué se esconde detrás
de cada estrella,
cuántos segundos tiene el universo
y cuántos le quedan.
Sé cómo viajar en el tiempo,
volver a nacer y volver a morir.

Lo sé todo,
cuántos granos de arena tiene el mundo,
cuántos besos se han dado
y cuántas lágrimas derramado.
Conozco el momento exacto
de mi muerte
y el de mi resurrección.

Lo sé todo.

Soy invencible.

11 marzo, 2016 at 7:06 pm Deja un comentario

Anti-poema para Berta Cáceres

                                                                 Tantas veces me mataron,
                                                                 Tantas veces me morí,
                                                                 sin embargo estoy aquí resucitando.
                                                                                                 
María Elena Walsh

Querida Berta
Este no es un poema
porque un poema no te puede devolver a nosotros.
Este es un llamado
para que tus ojos apagados se enciendan con fuego,
para que tus manos quietas se transformen en piedra,
para que tu sangre detenida se convierta en agua,
para que tu cuerpo inerte se vuelva tierra.

Este es un llamado a tus compas, a tu pueblo
y a todos los pueblos indígenas y no indígenas del mundo,
a los hondureños, centroamericanos y latinoamericanos,
a todos los pueblos oprimidos y no oprimidos del mundo
para que con tus ojos hagan arder la impunidad,
para que con tus manos aplasten la corrupción,
para que con tu sangre ahoguen la desigualdad,
y para que amorosamente labren tu cuerpo
y que de él brote un futuro justo para todos.

3 marzo, 2016 at 3:37 pm 1 comentario

Los Enemigos

Ellos aquí trajeron los fusiles repletos
de pólvora, ellos mandaron el acerbo
                exterminio,
ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba,
un pueblo por deber y por amor reunido,
y la delgada niña cayó con su bandera,
y el joven sonriente rodó a su lado herido,
y el estupor del pueblo vio caer a los muertos
con furia y con dolor.

Entonces, en el sitio
donde cayeron los asesinados,
bajaron las banderas a empaparse de sangre
para alzarse de nuevo frente a los asesinos.

Por esos muertos, nuestros muertos,
pido castigo.

Para los que de sangre salpicaron la patria,
pido castigo.

Para el verdugo que mandó esta muerte,
pido castigo.

Para el traidor que ascendió sobre el crimen,
pido castigo.

Para el que dio la orden de agonía,
pido castigo.

Para los que defendieron este crimen,
pido castigo.

No quiero que me den la mano
empapada con nuestra sangre.
Pido castigo.
No los quiero de embajadores,
tampoco en su casa tranquilos,
los quiero ver aquí juzgados
en esta plaza, en este sitio.

Quiero castigo.

                                                     Pablo Neruda

3 marzo, 2016 at 11:14 am Deja un comentario

Earthwalk

Everything looks the same,
everything seems alike
but it isn’t.
Becca is no longer here.

The sun rose
and it did not find her.
The wind, the leaves
and most life on earth
wonder
where is she?
why isn’t she here?

They all miss her
because she was an integral part
of them,
because she inhabited
a hidden place,
a deep and vital space.

Without her
the sun shines less,
the wind moves slowly,
the leaves no longer wish
to be tied to the tree,
and the tree lets them fall
so they can kiss the ground
where Becca once walked.

29 febrero, 2016 at 9:45 pm Deja un comentario

Andar Terrestre

Todo se ve igual,
todo parece lo mismo,
pero no lo es.
Becca ya no está aquí.

El sol salió y no la encontró.
El viento, las hojas
y la mayor parte de la vida
terrestre se preguntan
dónde está, por qué no está.

Todos la extrañan
porque era parte íntegra
de ellos,
porque habitaba en un rincón,
en un espacio profundo y vital.

Sin ella el sol brilla menos,
el viento se mueve lentamente,
las hojas ya no quieren
seguir atadas al árbol,
y el árbol
las deja caer
para que besen el suelo
donde una vez caminó Becca.

29 febrero, 2016 at 9:31 pm Deja un comentario

Magia

Vivo en un país mágico
donde la luz y el agua
son constantes
donde floto por los aires
y veo gente abajo
caminando en las calles
en los bosques
donde sólo se está triste
si se quiere
donde no esperamos nada
y por eso
recibimos todo.

Pero no es un país,
es una casa,
una casa de magia
y de misterio,
o un planeta, una esfera
atada a una estrella
como nosotros a ella,
nuestro mundo mágico,
inexplicable,
donde me siento,
camino
y vuelo
mientras mis lágrimas
caen
al suelo.

21 noviembre, 2014 at 1:59 am Deja un comentario

Morazán

No es un error fracasar,
error es no apuntar alto.

La noticia era más que sabida—los torofuegos permanecerían en la oscuridad de las bodegas, el papel picado guardaría su multicolor para una ocasión menos aciaga, y las marimbas, a punto de vibrar para celebrar el triunfo, ahora sólo harían eco con su silencio a la muchedumbre salvadoreña que se amontonoba para recibir a Morazán en su regazo como a un hijo desconsolado.

Francisco Morazán y sus muchachos avanzaban sombríos pero con la mirada en alto. Carrera los había derrotado pero no humillado pues se habían batido con entereza y convicción hasta el último momento. Eso lo sabía, lo sentía la multitud atiborrada en ambos lados de la calle quien había venido no por curiosidad de ver a un caudillo vencido sino por admiración hacia quién ha caído luchando por sus ideales. Aquellos fieles centroamericanistas contenían las lágrimas al ver la figura erguida de Morazán en su lenta marcha entre el pueblo que tanto lo había respaldado. Querían gritar: “General, no nos ha defraudado, seguimos creyendo en Ud. y en la república. Ud. representa, hoy y siempre, nuestras más altas aspiraciones”. Pero sólo se escuchaba el agotado paso marcial de los restos del ejército que días antes había partido bríoso y confiado a batir las huestes carreristas que hundían a Centroamérica en la ignominia.

De pronto una anciana con un niño en brazos gritó con firmeza: “¡Viva el General Morazán!” Al instante la muchedumbre irrumpió en vítores y exclamaciones que se parecían mucho a la algarabía de una celebración. Morazán sintió entonces una punzada de amor y supo que debía abandonar Centroamérica cuanto antes.

Al pasar el caudillo a su lado, la anciana alzó al niño diciendo: “Mi general, quiero que algún día llegue a ser igual que Ud”, a lo que el aludido respondió: “Ruegue a Dios, mi buena señora, que llegue a ser mucho mejor que yo pues yo no he sabido sacar a mi patria de la desgracia en que hoy se encuentra”. La mirada entusiasta de la señora se apagó pero siguió a Morazán hasta perderlo entre la gente. Entonces, se volvió a su nietecito diciéndole con ternura: “Quiero que algún día seás como él”.

4 octubre, 2014 at 6:32 pm Deja un comentario

Older Posts


Entradas recientes